El Poder del Aprendizaje Sensorial en la Primera Infancia

Durante los primeros años de vida, los niños no necesitan pantallas, luces llamativas ni juguetes que hablen. Lo que realmente necesitan es vivir el mundo con todos sus sentidos: tocar, oler, chupar, mirar, agitar, comparar. En esa exploración sensorial constante, están construyendo algo fundamental: su cerebro.

Por esto es importante saber qué es el aprendizaje sensorial, por qué es esencial en la infancia temprana y cómo puedes fomentarlo en casa, con ejemplos sencillos y accesibles. Además, incluyo investigaciones científicas clave que apoyan esta forma natural de aprender.

¿Qué es el aprendizaje sensorial?

El aprendizaje sensorial es el proceso por el cual los niños pequeños adquieren información del mundo a través de los sentidos: vista, oído, tacto, gusto, olfato, además del movimiento (sentido vestibular) y la conciencia corporal (propiocepción).

En los tres primeros años de vida, el desarrollo cerebral es más intenso que en cualquier otra etapa. Durante este tiempo, las conexiones neuronales se forman a una velocidad asombrosa: se estima que se crean hasta un millón de nuevas conexiones por segundo.

Harvard Center on the Developing Child – InBrief: The Science of Early Childhood Development

¿Por qué es tan importante en los primeros años?

  1. Desarrollo del cerebro

El cerebro de un bebé se forma a partir de la experiencia. Cuanto más rica y variada sea esa experiencia —en especial, a través de los sentidos— más conexiones se forman. Cada vez que un niño explora un objeto con las manos, escucha una textura crujir o se lleva algo a la boca, su cerebro se está reorganizando para comprender el mundo.

  1. Motricidad y coordinación

Tocar, agarrar, empujar, apretar… Cada gesto fortalece no solo la musculatura, sino la coordinación entre el cuerpo y el cerebro. Esta base sensorial-motora es esencial para tareas futuras como escribir, vestirse solo o usar cubiertos.

  1. Comprensión del lenguaje

Los niños aprenden el lenguaje en contexto. Si tocan algo suave mientras escuchan “esto es algodón”, la palabra se ancla a una experiencia sensorial real. Así se forma una comprensión profunda y no solo mecánica del idioma.

Un estudio dirigido por la Dra. Patricia Kuhl, neurocientífica especializada en adquisición del lenguaje, muestra que los bebés aprenden mucho más activamente cuando están inmersos en situaciones multisensoriales que cuando solo oyen palabras sin contexto.
Estudio completo (PNAS, 2011)

  1. Curiosidad y autonomía

Explorar libremente el entorno con objetos no estructurados estimula la toma de decisiones, la autonomía y la capacidad de concentración. El aprendizaje sensorial no tiene una única “respuesta correcta”, por eso invita a los niños a pensar por sí mismos, a descubrir, a repetir.

  1. Regulación emocional

El contacto con materiales naturales, suaves, con peso o con sonidos envolventes ayuda a los niños a autorregularse. No es casualidad que tantos métodos terapéuticos infantiles incluyan materiales sensoriales. A través de los sentidos, el niño se centra, se calma y se conecta con el presente.

Lo natural es suficiente

Hoy en día, hay una tendencia a llenar la infancia de estímulos artificiales. Pero lo que los niños realmente necesitan es variedad, no intensidad. Y eso se puede ofrecer fácilmente con materiales cotidianos:

  • Cucharas de madera
  • Tapas metálicas
  • Esponjas
  • Piñas secas
  • Trozos de tela con diferentes texturas
  • Cajas pequeñas
  • Cintas, ramitas, saquitos de legumbres

Todos ellos pueden formar parte del Cesto de los Tesoros, una propuesta pensada para bebés desde los 6 meses, creada por Elinor Goldschmied. El objetivo es que el bebé explore objetos cotidianos en un espacio seguro, sin intervención adulta, con plena libertad.

Cómo acompañar en casa el aprendizaje sensorial

Aquí tienes algunas ideas sencillas para aplicarlo en tu día a día:

  • Ofrece variedad sin saturar: mejor 6 objetos bien escogidos que una caja llena de distracciones.
  • No dirijas ni corrijas: si el niño mete una cuchara en una caja durante 10 minutos, está haciendo una investigación profunda. No hace falta intervenir.
  • Cambia los materiales cada cierto tiempo, pero deja que repita si quiere. La repetición es parte del aprendizaje.
  • Nombra lo que hace o ve con calma, sin imponer: “Veo que estás tocando algo muy suave, ¿cómo se siente?”.
  • Evita sobreestimulación: luces, sonidos estridentes o pantallas reducen la calidad de la experiencia sensorial.

Por último comentarte que el aprendizaje sensorial es el primer gran lenguaje del niño. A través de él, conoce el mundo, se conoce a sí mismo, y construye las bases de su inteligencia, su lenguaje y su desarrollo emocional.

No se trata de “hacer más cosas”, sino de ofrecer tiempo, espacio y materiales sencillos para que el niño pueda aprender con el cuerpo, con todos sus sentidos y a su ritmo.

La ciencia lo confirma: lo más simple y natural es también lo más poderoso.

Recuerda, HAZ QUE CADA MOMENTO CUENTE