Cocinar con los niños es una actividad cotidiana que puede convertirse en un momento mágico y en un juego de calidad en familia.

Y es que cuando se habla de la importancia de compartir tiempo de calidad con nuestros hijos, hay madres y padres que se agobian al sentir que no disponen de horas al día para sentarse a jugar con los más peques o salir a dar un paseo.

Lo importante es encontrar en el día a día esos momentos que nos acercan a nuestros hijos y que  nos permiten aprender de ellos, y ellos de nosotros.

 

¿Por qué es importante cocinar con los niños?

Además de poder estar en el suelo con los peques jugando a sus juegos favoritos, hay otras formas de jugar con ellos, que nos resultarán muy gratificantes y que podemos integrar en el día a día, convirtiendo esa rutina en un juego, involucrando a nuestros hijos y disfrutando de un rato juntos.

 

A los peques, les encanta compartir momentos con nosotros, por lo que hacerles partícipes de la cocina, puede resultar en momentos de alta complicidad.

 

Beneficios de cocinar en familia

Pasar un rato juntos en la cocina, es una actividad que puede mejorar nuestra salud física y el vínculo con nuestros hijos.

Es una oportunidad para crear y compartir momentos inolvidables, y estrechar lazos.

 

Y es que cuando cocinamos con los peques, les estamos educando de una forma lúdica y sencilla, a instaurar unos hábitos de alimentación saludables, para el día de mañana.

 

Además, cuando los niños se ven capaces de realizar ciertas tareas como cortar alimentos, batirlos, pasarlos de un recipiente a otro… se potencia su autoestima y se refuerza su papel en el seno familiar, porque se sienten los protagonistas de la historia.

 

Cuando los peques hacen algo con sus propias manos, se sienten orgullosos de ello, y cuando se trata de un plato, es más probable que deseen comerlo una vez terminado. Por lo que la cocina, favorece la aceptación de alimentos y el deseo de aprender cosas nuevas.

 

Descubrimientos en familia

 

En el día a día vamos con el piloto automático puesto, y solemos cocinar un repertorio de platos bastante limitado, lo que limita también la oferta de alimentos a nuestros peques.

Sin embargo, si dedicamos un rato a preparar algo diferente, es probable que los peques descubran nuevos sabores y combinaciones.

Porque cuando los peques son los chefs que rigen la cocina, la predisposición a incluir nuevos platos y a probar sabores a los que no están familiarizados, es más alta.

Podéis probar recetas sencillas y llenas de sabor que seguro os encantan a todos.

 

Cuando los niños descubren un alimento nuevo, tienen la oportunidad de manipularlo, de jugar con él, y de ver cómo se transforma en un plato. Es un aprendizaje nuevo que interiorizan como una experiencia positiva, por lo que la probabilidad de que “esté rico” está prácticamente asegurada.

 

Alimentación saludable al alcance de todos

 

Las horas que pasamos en la cocina con nuestros peques, es un tiempo muy valioso y una oportunidad para educar mientras jugamos a cocinar.

 

Es un momento perfecto para introducir alimentos que sabemos que a nuestros peques les hacen menos gracia, generalmente verduras y frutas.

 

Si el niño tiene la oportunidad de jugar con ellas, manipularlas y crear algo nuevo, esos alimentos dejarán ser vistos como un enemigo, y pasarán a ser vistos como un elemento de juego divertido.

 

Cuando explicamos las propiedades o beneficios de los diferentes alimentos, estamos educando el alimentación.

Cuando dejamos que los peques exploren y manipulen, también estamos educando en alimentación.

Porque la alimentación va mucho más allá de la nutrición.

 

El proceso de comer, pasa por una experiencia sensorial, donde los sentidos de la vista, el olfato, el acto y el gusto son estimulados y permiten que el alimento sea consumido.

 

Finalmente, es importante tener en cuenta, que la mejor forma de educar a nuestros hijos en unos hábitos de alimentación saludable, es con el ejemplo.

Cuando nos ven comer ciertos alimentos, la tendencia será a querer imitarnos. Y si no lo hacen, por lo menos, la exposición estará presente, y con esa exposición repetida, facilitamos el camino para que un día decidan comerlo.

 

Seguridad en la cocina

 

No hace falta decir que la cocina, es un lugar peligroso para que los niños estén sin supervisión.

Los utensilios de trabajo como cuchillos, aparatos de cocina y los fuegos, son lugares de alto riesgo para los más pequeños.

 

Por ello, los peques que entren en la cocina, deben estar continuamente supervisados por el adulto. Y es responsabilidad del adulto, adaptar el lugar a las posibilidades del niño, y retirar de su vista y alcance todo aquello que pueda suponer un peligro.

 

Los niños durante muchos años no alcanzan la encimera de la cocina para poder manipular los alimentos.

Podemos adaptar una zona de cocina con una mesa baja, o utilizar una torre de aprendizaje, que permite que el niño esté a una altura adecuada para cocinar en la encimera, y a su vez, esté seguro.

 

 

Cocinar con los niños es una actividad que podemos realizar a diario, o la podemos reservar como un plan especial del fin de semana, de manera que se convierte en un juego donde los peques se sienten los protagonistas de la historia, aprenden sobre hábitos de alimentación saludables, el origen y la transformación de los alimentos, y generamos una mayor predisposición a aceptar alimentos nuevos o poco conocidos.

El rato que dediques a la cocina con tu hijo, te servirá para generar un mayor vínculo y acercamiento, a la vez que disfrutáis en familia tanto de la elaboración como del resultado.

 

Maria Marqués-Feliu

Dietista-Nutricionista materno infantil

Asesora de Lactancia

www.mamanutricionylactancia.com